SANTIAGO PIE DE MONTE

sábado, octubre 07, 2006

ANTECEDENTES ESPECIFICOS

SITUACION ACTUAL

El crecimiento demográfico que están enfrentando las principales ciudades de los distintos países en vías de desarrollo, ha generado una demanda constante de suelo urbanizable. Esto ha significado que la planificación urbana y los instrumentos de planificación temporal como lo son los planes reguladores comunales, se han encontrado con una serie de diferencias de criterios para incorporar características propias de los sistemas naturales. Esto debido en gran parte a, un enfoque estrictamente sectorialista o parcelado, y por otro, a la ausencia de un trabajo interdisciplinario en el ámbito de la planificación urbana. En este sentido, los planificadores han considerado el territorio geográfico como un espacio isotrópico
, donde el hombre puede disponer libremente tanto en formas de asentarse urbanísticamente como en funciones por sobre los sistemas naturales.

Esta falta de criterio y coordinación interdisciplinario ha provocado una serie de catástrofes al ocupar áreas sensibles de la geografía, alentados por visiones estructuralistas del territorio, es decir, la implantación de medidas orientadas a reducir el riesgo de catástrofe, a través de la construcción de obras físicas, como defensas fluviales, desviaciones de canales, muros de contención, reforzamiento estructurales de edificios, levantamiento de casas, etc. Estas medidas permitirían la ocupación de las zonas limitantes al territorio. Entendiendo así, los límites urbanos en la planificación como líneas fijas de la geografía. Pese a ello, estudios en torno a estas materias
coinciden que las acciones estructuralistas en el largo plazo no sólo han fracasado, sino que han aumentado el conflicto al contribuir la sensación de seguridad que desarrolla la población, la cual procede a ocupar áreas que eran consideradas zonas de riesgo. Ocurriendo cada cierto años problemas de inundaciones, desprendimiento de masas, aluviones, etc.

Como respuesta a las limitaciones mostradas por el enfoque estructuralista, una tendencia relativamente reciente en países con mayor conciencia ambiental, se refiere a las implementaciones de programas no estructurales, como medidas preventivas, como fondos de emergencia y lo más significativo las micro zonificaciones
. Esto ha permitido en estos países la ocupación estratégica de bordes urbanos. Configurando límites dinámicos. Bajo este contexto, Santiago ha tenido un crecimiento constante y por sobre todo expansivo, avanzando paulatinamente a su límite geográfico, ocurriendo esto en mayor proporción hacia la zona Oriente de la ciudad, lo que conocemos como el Piedemonte de la ciudad de Santiago. Este crecimiento ha sido estimulado por diversos proyectos estructuralistas desarrolladas en la precordillera durante las últimas décadas, como diques, muros de contenciones, piscinas de aguas lluvias, reforzamiento de bordes de algunas quebradas, etc. Dado que esta zona esta definida por una serie de área con riegos geofísicos (PRMS 1994).

La unidad geográfica del piedemonte corresponde a una geoforma compuesta, representada por un plano inclinado, producto de la coalescencia de diversos conos de deyección. Estos conos, son abanicos depositacionales, que se desarrollan cuando un torrente emerge del confinamiento de la zona montañosa y aminora su declive de escurrimiento. De acuerdo a los procesos de urbanización, el avance de la ciudad por sobre este sector, ha significado y generado una fuerte modificación del espacio natural y de los procesos físicos que toman lugar en dicho territorio, como lo son las modificaciones al relieve, el relleno de quebradas, el cercenamiento de canales, el desvió de los cursos naturales de escurrimiento de las aguas, entre otros. Estas modificaciones que provocan las urbanizaciones al ocupar las zonas de piedemonte, también restan superficies de infiltración natural de las aguas lluvias
por la conversión de los suelos naturales a urbanos. Según estudios desarrollados por el geógrafo Hugo Romero investigador de la Universidad de Chile, estas superficies deben tener un 60 % de capacidad de infiltración para que se produzca la recarga de las aguas subterráneas, claves para la humedad ambiental de estas zonas. Dado que las densidades ocupacionales de estos sectores responden a densidades mayores, las aguas lluvias son trasladadas por los colectores a las comunas más abajo, aumentando así las escorrentías, las cuales al juntarse con otras aguas (servidas por ejemplo) provocan los colapsos de los colectores generando las reiteradas inundaciones en períodos invernales.

Otro factor relevante son los procesos de deforestación provocados tanto por la inestabilidad y erosión natural de las partes altas de las cuencas, por la perdida de cobertura vegetal y suelo en las zonas bajas del piedemonte por acción antrópica
, como por los procesos de urbanización, descontinuando los parches vegetales. Esto trae como consecuencia no solo la perdida de las continuidades de los corredores biológicos sino también una pérdida de la capacidad de infiltración que permite el sistema de raíces de las áreas verdes, restando humedad ambiental al sector. Esto trae consigo la generación de islas de calor que repercuten finalmente en una perdida de ventilación dado que no se producirían los cambios de presión atmosféricas necesarias para desplazar las masas de aire.

Los problemas de segregación social también son parte de este sector y pese a que este aspecto tiene sus orígenes en otras variables de carácter económicas la falta de integración de las quebradas como espacios urbanos han permitido que se conviertan en verdaderos limites sociales al ser enrejadas.


Falta de conectividad entre las comunas a lo largo del piedemonte y los problemas de accesibilidad a la precordillera son otras de las variables a considerar dentro de nuestro estudio. El crecimiento fragmentado que han tenido las comunas de piedemonte ha generado un proceso de urbanización discontinuo tanto en el sentido longitudinal como en un sentido transversal. Provocando un paulatino colapso de los sistemas de vialidad en horas punta.


La falla de Ramon

El levantamiento abrupto frente cordillerano andino, de más de 2000 m de desnivel visible, corresponde a un "frente de falla" en el cual se puede apreciar una serie de facetas triangulares y trapezoidales, las que están indicando que la falla está conformada o acompañada por otras en forma paralela o subparalela y que existen, por lo tanto, su figura se constituye por una serie de bloques desnivelados diferencialmente.

Es en este sentido la falla es la que dibuja el paisaje de Santiago y gracias a ella tenemos esta notoria diferencia de altura entre el Cerro Ramón y el piso de la Depresión de Santiago. La extensión de la falla es de aproximadamente de 25 km y que se extendería entre los ríos Maipo y Mapocho. Es parte de un sistema de megalineamientos que controla el borde occidental del bloque o cadena andina y que se extiende más allá de los límites regionales. Este sistema tectónico tiene, por lo tanto, una traza de más de 100 km de largo y es uno entre varios megalineamientos estructurales regionales.

El funcionamiento del ecosistema precordillerano y los planes reguladores

Los instrumentos técnicos encargados de fijar las normas, dando estructura y funcionamiento a los territorios comunales urbanos son los planes reguladores, siendo su primera medida la de fijar los límites entre las áreas de urbanización y su entorno rural o natural. Esto incluye aspectos relevantes al medio ambiente, como asignaciones de usos del suelo y densidad de las construcciones, dos variables que provocan modificaciones significativas e irreversibles sobre los sistemas ambientales naturales en que se asienta la ciudad.

Desde el punto de vista de las ciencias geográficas no existen límites fijos ni drásticos entre los sistemas naturales y artificiales (urbanos) que pudieran acogerse al concepto de límite urbano.
Muy por el contrario el paso entre los parches ecológicos del territorio y las zonas intervenidas urbanísticamente, deben buscar una gradualidad entre ambas áreas que le den una continuidad a las variables involucradas sean urbanas o naturales. Esta heterogeneidad espacial de los usos del suelo y las formas que adquieren los parches y corredores biológicos determinan los influjos del medio ambiente natural sobre la ciudad, o por el contrario, de la matriz urbana sobre la naturaleza. Podríamos decir entonces que en los límites entre los sistemas naturales y el espacio construido urbanisticamente predominan los flujos en vez de los fijos y las interacciones en vez de los compartimentos aislados.

Bajo estos principios los ecosistemas de la precordillera funcionan transversalmente a las zonas urbanizadas del piedemonte, iniciándose el ciclo en las cumbres de los Andes a través de la captación de las aguas lluvias en las hoyas hidrográficas, estas corren por los sistemas de quebradas hasta llegar a los conos aluviales encargados de drenar e infiltrar las últimas aguas lluvias, donde los canales muchas veces se encargan de recoger las aguas que no alcanzaron a ser absorbidas. Este funcionamiento, propio de los sistemas precordilleranos, se ha ido interrumpiendo con el correr de los años a través de los procesos de urbanización de piedemonte al ir restando superficies de permeabilidad. Las aguas lluvias son entubadas a través de colectores y trasladadas a comunas más abajo.


El límite urbano en este sentido definido por el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS) corre a lo largo del piedemonte, se rige bajo la variable de altitud, "cota mil o novecientos" por ser el límite físico de la unidad territorial (piedemonte) ya que cambia de unidad territorial al convertirse en sistemas de quebradas y zonas de escarpe con una pendiente de más del 25%. Este límite urbano divide el territorio en dos macro áreas; El Área Restringida o Excluida al Desarrollo Urbano, (cota novecientos o mil, según sea la comuna) y el área Urbana Metropolitana (cota novecientos o mil para abajo).

Los planes reguladores comunales (Cota novecientos o mil para abajo) han regulado hasta este límite urbano, quedando la zona restringida o excluida del desarrollo urbano regulada por el PRMS. En este encuentro de normativas se constituye el limite urbano, el cual según lo anteriormente expuesto, divide la regulación del territorio y con ello la funcionalidad de los sistemas de cuencas, quebradas y conos de deyección
en dos, separándolos en el ápice del cono deyección. El lugar más sensible a nivel biológico e hidrológico por contener un alto flujo de biomasa en una sección pequeña (el comienzo del sistema de quebradas que dan termino del piedemonte y comienzo de la zona escarpe) y un alto riesgo geofísico por ser el área de descarga y encuentro de los flujos de escombros de gran tamaño. Provenientes de la cuenca superior andina.

Mapa de inundaciones



Mapas de riesgo de inundación para el gran Santiago aach, mapcity. análisis de información de prensa el mercurio 29 de agosto de 2005 (el mapa ha sido girado con el Este hacia arriba)


En el mapa de inundaciones podemos ver como las comunas de piedemonte no se ven tan afectadas por las inundaciones. Esto nos permite reconocer que los problemas de impacto ambiental y urbanístico de los procesos de urbanización no ocurren en los mismos suelos del piedemonte sino que se desplaza a comunas más abajo.

La importancia de la reforestación

La precordillera de Santiago pierde anualmente hasta 47.000 toneladas de suelo, el que se transforma en polvo en suspensión y aporta un 79% del total de material particulado respirable (PM10) en la atmósfera de la capital. De existir una vegetación más densa en la precordillera, así como en las partes altas y medias de las cuencas, la lluvia golpearía las hojas, llegando con velocidad casi cero al suelo, disminuyendo significativamente su capacidad de erosión.

La reforestación por otro lado contribuiría a mejorar los procesos de infiltración de las aguas lluvias a través de los sistemas de raíces de los parches vegetales. Como también reduciría la velocidad de las escorrentías, retardando las aguas para ser infiltradas.

Por ultimo permitiría dar continuidad a los corredores biológicos por donde se desplazan las distintas especies tanto de la flora como de la fauna propia de la precordillera.

Avenida paseo pie andino


Después de 1990 el Ministerio de Obras Públicas diseñó un plan de inversiones en infraestructura para la región central de Chile —ésta incluye otras dos regiones además de la Región Metropolitana, donde está la ciudad de Santiago— con el fin de mejorar la accesibilidad interna y externa de esa región central, lo mismo que su competitividad. El plan se basa fuertemente en el esquema de las concesiones privadas de obras públicas. Esta contempla la construcción de un segundo anillo orbital alrededor de Santiago de unos 130 kilómetros de extensión.

( Imagen que ilustra el trazado superpuesto al territorio, respondiendo solo a la topografía desde su geometría)


Esta propuesta fue desarrollada por el arquitecto Macial Echeñique, que según explica, “en el estudio de 1995, fue hacer una red de autopistas expresas que consistía en dos anillos ­el de Américo Vespucio y un nuevo anillo exterior, orbital, junto con una serie de corredores viales por el interior de Santiago. ; eje la Norte-Sur y General Velásquez, por una parte; y en el este-oeste la Costanera Norte con la avenida Kennedy.




La propuesta del anillo orbital que no existe aun, esta pensada para el Santiago 2030 como comento el su momento el ministro de obras publicas el señor Ricardo Lagos. Ya que Santiago según la tendencia de crecimiento debiera contemplar otro anillo que comunicara el Santiago regional.

Por ello el trazado de la Av. Paseo pie andino se mantiene presente en el plan regulador metropolitano de Santiago y que también se reconoce en los planes reguladores comunales.

( Imagen de corte del trazado entre la cota 905 y 920 m.s.n.m.)


14 PLANOS DE ANALISIS TERRITORIAL